La Videovigilancia IP es una tecnología de vigilancia visual que combina los beneficios analógicos de los tradicionales CCTV (Circuito Cerrado de Televisión), con las ventajas digitales de las redes de comunicación IP (Internet Protocol).

Permite la supervisión local y/o remota de imágenes y audio, así como el tratamiento digital de las mismas para diversas aplicaciones (reconocimiento de matriculas, reconocimiento facial, conteo de personas...). 

El despliegue de cámaras IP puede resultar más sencillo y económico que un CCTV, puesto que puede aprovechar la red informática, sin necesidad de desplegar una infraestructura de cableado coaxial específica para nuestra red de videovigilancia. La mayoría de las instalaciones más modernas están abandonando la tecnología analógica en favor de la videovigilancia IP, dada su versatilidad, funcionalidad, sencillez y optimización de las infraestructuras existentes. Además, con las nuevas cámaras PoE (power over ethernet), por el mismo cable llevaremos la alimentación y los datos.

Pero a dia de hoy, el espaldarazo definitivo frente a las cámaras analógicas, ha sido la alta resolución de imagen que ofrecen las cámaras IP, superando hasta 100 veces la resolución de CCTV.

A la mejora de la resolución le acompañan elevadas tasas de compresión para evitar altos consumos de ancho de banda y espacio de almacenamiento, con estándares como H.265, que simplifican significativamente el almacenamiento en los NVR (Network Video Recorders) o servidores de vídeo respecto a otros formatos como vídeo Motion JPEG, MPEG-4. Estos avances tecnológicos han propiciado que hoy en día la tecnología IP haya superado completamente a la analógica.